
La segunda ocasión que los de Javi Lemus (al que la murga pidió, mientras festejaba el premio, que siguiera al frente y no lo dejara como al parecer tiene previsto) saborean la gloria tras haberse llevado ya en 2017 el cartón más preciado.
Esta vez los del Barrio de La Salud le dieron un nuevo giro de tuerca a sus particulares y arriesgadas propuestas.
Lo hicieron con un croma –en forma de sábana y suelo verdes– que a modo de efecto especial no solo hizo invisible a media murga, sino que permitió situar a la otra mitad (por medio de las pantallas del Recinto) en diferentes escenarios con los que abordar asuntos como las colas en las autopistas o el cáncer infantil.
Puesta en escena que encandiló al jurado, al igual que al de hace dos años tampoco le importó que su primera canción apenas aportara.
Un primer premio que en parte también es fruto de que ninguna de las otras contendientes por los galardones ofreció dos canciones redondas, como por ejemplo sí sucedió en las fases con Mamelucos y Bambones. Un galardón máximo que de cara al futuro más cercano puede inclinar definitivamente el concurso hacia una vertiente más visual y tecnológica en detrimento de la letra contundente.
Cuartos de la noche, Zeta-Zetas eran uno de los grandes esperados de la noche, Zeta-Zetas. Salvaron la fase de forma discreta, pero su final prometía. Su entrada, espectacular el miércoles, tuvo algunas deficiencias esta vez. Debía ser pecata minuta para lo que estaba por llegar.